La expresión “piel muy fina”, en uno de sus sentidos metafóricos alude a personas que se ofenden por todo, a personas excesivamente susceptibles que viven a la defensiva. Alude, en definitiva, a personas paranoides que, por sistema, ponen en entredicho o incluso consideran ofensivas las actuaciones de los demás, como si éstos, al realizar cualquier acción, estuviesen pensando en ofenderles a ellas.
Y a mi entender, mucho de paranoia, tuvieron las críticas vertidas sobre algunas de las escenas realizadas durante la presentación de las Olimpiadas de 2024.
Respetando el parecer de cada quien sobre dicha presentación, tengo que confesar que, personalmente para mí, fue un acto profundamente emotivo y artísticamente encomiable por su creatividad, por su expresión artística y, de modo especial, por haber hecho del mismo una manifestación inclusiva de todo hombre y mujer, más allá de las creencias y de sus opciones personales de vida.
Que los paranoides a los que arriba he aludido quisieran ver, por ejemplo, en la mesa inclusiva, que fue el objetivo central de sus agrias críticas, una burla de la representación que Leonardo Da Vinci hizo de la Última Cena, me parece, no sólo un despropósito, sino también la evidencia de una crasa ignorancia de la obra pictórica del gran artista fiorentino. Yo, personalmente, no le encuentro parecido alguno, como sí se lo encuentro con el cuadro de Harmensz van Bijbert El festín de los Dioses, en el que, los mismos diseñadores de la presentación confesaron que se habían inspirado.
De todas formas, a mi modo de ver, lo fundamental de esa mesa abierta a todos, que apareció en la representación, no es el hecho de que se inspire en un determinado cuadro, sino que en ella acuden y se sientan como invitados todos y todas, sin descartes ni exclusiones y guardando perfecta sintonía con uno de los valores más identificativos de la Revolución Francesa- inspirado, en el fondo, como los otros dos en el mensaje de Cristo, aunque no en la religión implantada por sus seguidores, según opino yo- como es el valor de la fraternidad universal.
Criticar la mesa inclusiva considero que es situarse en el ámbito de aquellos escribas y fariseos que creyéndose ellos perfectos y poseedores de la verdad absoluta, afearon la conducta del propio Cristo porque comía con publicanos y pecadores (Mt.9,10-13). Crítica que hicieron exclamar al Maestro: Los publicanos y prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos (Mt. 21, 31-32).
Lo que me extrañó fue que las críticas de esos seres de “piel demasiado fina” no se extendieran también- y hubiese sido ya el colmo- a Imagine, la canción de John Lennon con la que los diseñadores de la presentación quisieron de alguna forma- al menos a mí así me lo pareció- poner el punto y final a la escena de la mesa inclusiva e integradora.
Imagina que no existe paraíso…ni ningún infierno bajo nosotros…
(Imagina) por encima de nosotros, sólo el cielo…
Imagina toda la gente viviendo el hoy; imagina que no hay
países… (imagina)…nada por qué matar o morir…
(Imagina que no hay) ninguna religión tampoco…
Imagina toda la gente, viviendo la vida en paz…
Imagina que no existen propiedades…
(Imagina que) no hay necesidad de codicia o hambre.
(Imagina) una hermandad de la humanidad
Imagina toda la gente, compartiendo todo el mundo… y el mundo vivirá como uno.
EPLA 27 julio 2024
Juan Antonio Vives Aguilella