SERPIENTES ENCANTADORAS
Amante y estudioso como soy de la Biblia, ya desde mi niñez me llamó la atención y me fascinó, de manera especial, un pasaje que se encuentra al inicio del libro del Génesis (3,1), que centra su atención en una serpiente, a la que sabiamente define como “el más astuto de todos los animales del campo que Dios había hecho”.
Muchas veces llegué a preguntarme cuán encantadora debía ser esa serpiente y cuán embaucada llegó a tener a Eva para hacerle ver como verdad y felicidad lo que acabaría abocándola a ella y a su pareja a la gran mentira y, por ende, a la infelicidad.
Con el tiempo, la vida misma me fue revelando que esa serpiente encantadora del Paraíso no es tan solo un mito que el hombre primitivo utilizó para explicar el origen del mal en el mundo, sino que es también prototipo de personas (sin distinción alguna de su condición sexual) que, encandilando con suaves y melosas palabras y con fingidas sonrisas, son capaces de hipnotizar hasta tal punto la capacidad de percepción de quienes las tratan, que estos no son capaces de apreciar la verdadera realidad de los hechos, hasta que, desencantados, logran quitarse la venda que cegaba los ojos de su corazón y logran ver con nitidez que lo que les tenía deslumbrados era una gran mentira.
Indagando sobre esta cuestión, descubrí en Google esta referencia elaborada por la Inteligencia Artificial sobre las que podríamos denominar serpientes encantadoras humanas: “En el contexto de la relación humana, la expresión serpiente encantadora se refiere a una persona que aparenta ser encantadora, honesta y altruista, pero que en realidad solo busca su propio beneficio o manipular a los demás. Estas personas suelen ser muy hábiles en la comunicación, utilizando su encanto para obtener lo que quieren”.
Esta definición está muy en la línea de un perfil psicopático caracterizado por la falta de empatía y de remordimiento y propenso a la manipulación y que convierte a quienes lo sufren en seres egocéntricos con una gran necesidad de controlarlo todo y con una tendencia desmedida a mentir y engañar. Son, además, seres que suelen presentar, junto a un encanto superficial, una gran capacidad de persuasión, que les permite manipular a otros para lograr sus objetivos.
Junto a ese perfil psicopático, las serpientes encantadoras humanas suelen sufrir, además, una cierta paranoia que les lleva a creer que, quien no está con ellas “a partir un piñón”, está necesariamente contra ellas, y que las impulsa a afianzar su posición de poder y dominio sobre su entorno, creando un clima de división y enfrentamiento entre las demás, valiéndose para ello de adularlos, por una parte, diciendo a cada quien lo que le gusta oír y, por otra parte, hablando mal de unos y otros, dependiendo del oyente de turno. Y, por supuesto, cuando algo sale mal, la culpa siempre es de los demás. La autocrítica no tiene cabida alguna en sus mentes y corazones, enfermos de un exagerado egocentrismo.
EPLA 4-10-2025
Juan Antonio Vives

