Reflexión en torno al Evangelio de San Mateo
Los dos siervos
Una vez más encuentro en la Biblia la necesaria inspiración para un nuevo artículo.
En esta ocasión se trata del texto que San Mateo presenta en su capítulo 24, versos del 45 al 51 en los que se recoge la parábola con que Jesús presenta la estampa ideal, el talante, de todo aquel que está llamado, en la Iglesia misma o, mejor aún, en una sociedad inspirada en los valores del evangelio, a ejercer de responsabilidad, que, en definitiva y hablando en cristiano, debe de ejercerse siempre desde una humilde actitud de servicio.
La parábola presenta dos caras de una misma moneda: la del siervo fiel a los valores identificadores del servicio a desarrollar y, por el contrario, a aquel otro siervo que, habiéndose ganado el favor de su señor con falsa fachada y con apariencias de bondad, cuando ya se siente seguro en su puesto, cuando piensa que “su señor tarda” y que quizá ya no vuelva, cuando llega a creerse, por ende, que su cargo será para siempre, saca a relucir la verdadera naturaleza de los sentimientos que ocultamente anidaban en su corazón empieza entonces a cometer toda una triste serie de desmanes con aquellos a los que precisamente tenía la misión de servir y no la de dominar cual déspota señor.
De todas formas, por mucho que pueda hacerse esperar, el señor acaba volviendo e impartiendo justicia. A veces su vuelta puede llegar a revestirse de ese Karma en el que cree la religión de los hindúes, y que no es otra cosa que la creencia cristiana de que tanto el bien, como el mal, que uno pueda hacer, acaba volviendo, y en ocasiones con creces, a él mismo. En este sentido, entre otros, suele decirse en España: ¡Cuidado, que viene Paco con las rebajas!
No se puede olvidar tampoco, pues también en esta ocasión viene al caso, aquel otro refrán que enseña: Si al hombre y a la mujer quieres conocer, dales dinero y poder.
